Visión Periférica #13: Diez números “10” para la historia (Parte 2)
¡Bienvenido/a! Decimotercera entrega del newsletter y seguimos palpitando el Mundial a nuestra manera: con Visión Periférica. Septiembre lo dedicamos a 10 cracks que llevaban el "10" en la espalda.
¡Buen lunes para todos! Sean bienvenidos una vez más a nuestro newsletter, dedicado a palpitar Qatar 2022 desde una perspectiva diferente. Hoy seguimos con esta nueva miniserie, y abordaremos a otros dos “10” que destilaban calidad en cada toque. Y como en la anterior ya apuntamos bastante a Europa con Michael Laudrup y Gheorghe Hagi, esta vez tocaban ejemplos más cercanos cultural y geográficamente como Álex Aguinaga y el Pibe Valderrama. El primero, llevando a Ecuador a una situación inédita en su historia que lo dejó para siempre en el recuerdo. El segundo, con todo su carisma y alegría que tan bien representan la esencia del fútbol colombiano y sudamericano en general.
Los animamos a que sigan compartiendo en las redes este y los demás newsletters o que se lo pasen a sus amigos, para que más personas nos conozcan. Y, si se animan, también los invitamos a que nos dejen una pequeña gratificación a modo de Cafecito, para que podamos seguir avanzando en nuevos proyectos en el futuro. Por último, los seguimos invitando a que, una vez que terminen de leer, se pongan un recordatorio t nos escuchen en nuestros Spaces de Twitter, que desde esta semana serán los lunes (empezando hoy). ¡Sigamos disfrutando de esta previa mundialista!
VALDERRAMA: ESOS RULOS LLENOS DE MAGIA
Por Federico Duarte (@quedauncambio)
Muchas actuaciones colectivas han quedado en la historia. Goleadas inolvidables, triunfos increíbles. Pero, por contexto, se podría decir tranquilamente que la actuación de la Selección de Colombia en el Estadio Monumental de Buenos Aires el 5 de septiembre de 1993 está entre las mejores performances de una Selección en un partido de fútbol. Aquella tarde noche, los cafeteros derrotaron 5 a 0 como visitante a Argentina consiguiendo la clasificación al Mundial de 1994 y mandando a la albiceleste al repechaje. Y mucho tuvo que ver en esa actuación el increíble partido que jugó Carlos “El Pibe” Valderrama.
Para ubicar aquella histórica goleada, hay que tener en cuenta que Argentina era bicampeón de América, llevaba mas de 30 partidos invicta y era una de las mejores selecciones del mundo, siendo campeona en 1986 y bicampeona en 1990. Colombia llegaba con un gran equipo, quizás una de las mejores generaciones de su historia. Liderados en el banco por Francisco Maturana y con jugadores de primer nivel como Faustino Asprilla, Leonel Alvarez, Adolfo Valencia, Freddy Rincón y compañía. Pero la estrella era el número 10 y ese día lo dejó en claro.
Carlos Alberto Valderrama Palacio nació en Santa Marta el 2 de septiembre de 1961, casi un año después que Diego Armando Maradona. Y justamente su apodo se lo puso un amigo argentino de su papá, que lo veía jugar en la canchita del barrio Pescaíto de Santa Marta. Su padre Carlos también había jugado al fútbol en el Unión Magdalena, club de la ciudad, y dirigía en la década del 60 al equipo del colegio Liceo Celedón. Allí dio sus primeros pasos el pibe y no tardaron en contratarlo del Unión donde comenzó las inferiores y debutó en primera.
Valderrama era un típico enganche, con un andar cansino en el campo de juego, pero asombraba con su capacidad técnica y su efectividad a la hora de jugar siempre clara la pelota. Debutó en 1980 en Unión Magdalena y en 1984 fue adquirido por Millonarios FC de Bogotá. Al año siguiente siguió su carrera en otro grande de Colombia: el Deportivo Cali. Allí se dio a conocer al mundo en un equipo que deslumbraba, dirigido por Vladimir Popovic y en el que integró una sociedad genial con Bernardo Redín.
En 1987 participa del primer gran torneo con la Selección, la Copa América de 1987, donde Colombia llega a semifinales y Valderrama es elegido el mejor jugador del torneo. Allí comenzó a armarse la “Gran Colombia”. En 1990 la Selección logra volver a un Mundial tras 28 años y completan una actuación más que aceptable. Clasifican a octavos de final donde luego perderían con Camerún.
Valderrama para ese entonces ya estaba en la élite mundial. En tiempos de Diego Maradona, Lothar Matthaus, Ruud Gullit y compañía, el Pibe se hacía notar y no solo por su rubia cabellera de rulos tan característica que lo acompañó en toda su carrera. Valderrama parecía que no corría, pero estaba en todos lados. No había jugada de su equipo que no pasara por sus pies. Una elegancia para jugar envidiable.
Luego de 1990 y esa presentación interesante, la Colombia del Pibe se encontraba en lo más alto de su rendimiento para afrontar el Mundial de 1994. La victoria en Argentina lo dejó bien claro. 5 a 0 de visitante con un fútbol exquisito, toque de primera, casi que no dejaron que Argentina agarrara el balón. Valderrama se paseó por el Estadio Monumental con su fútbol y se cansó de asistir a Asprilla, Valencia y Rincón, autores de los goles.
Llegaron a Estados Unidos como candidatos. Algo medio inusual para una Selección que apenas tenía un puñado de Mundiales y su mejor actuación había sido cuatro años antes llegando a octavos de final. Pero el nivel de juego general y el nivel particular de algunos de sus jugadores ponían a Colombia entre los posibles campeones del torneo.
Quizás haya sido una de las grandes decepciones en la historia de los mundiales de fútbol. Derrota con Rumania y con los locales, apenas un triunfo a Suiza para despedirse del torneo. La actuación de Colombia dejó con la boca abierta a todo el mundo futbolero pero para mal. Tras el regreso, el jugador Andrés Escobar fue asesinado y eso fue un golpe irremediable para la Selección. Algo se quebró. Sus compañeros, con Valderrama a la cabeza, sufrieron mucho ese acontecimiento. Algunos decidieron no volver a jugar para la Selección.
El Pibe logró llevar a Colombia a su tercer mundial consecutivo clasificando para Francia 1998. En una nueva Copa del Mundo para él y sus compañeros (algunos seguían de 1994), Colombia volvió a quedarse fuera del torneo en primera fase. En el último partido del grupo perdieron con Inglaterra. Carlos Valderrama decidió ese día que era momento de dejar el combinado nacional luego de 15 años. Al final del partido, una imagen icónica encontró a Valderrama intercambiando su camiseta con David Beckham, mientras éste le declaraba su admiración.
Carlos Valderrama y aquella selección colombiana de la década del 90 quedarán en la historia por siempre y, como hemos visto, nada tiene que ver con sus resultados. Un equipo histórico, un futbol histórico y la imagen de un futbolista histórico. Un ícono de Colombia y de Sudamérica que no solo se hacia notar por sus rulos inconfundibles, sino también por la magia que ellos llevaban y demostraban cada vez que “El Pibe” tocaba el balón.
AGUINAGA: EL BAJITO QUE CAMBIÓ AL FÚTBOL ECUATORIANO
Por Federico Duarte (@quedauncambio)
Entre La Habana, Cuba, y Sapporo, Japón, hay casi 11.400 kilómetros de distancia. Quizás les parezca un dato un tanto irrelevante, pero podríamos considerarlo como analogía. Esa distancia de más de diez mil kilómetros podría ser tranquilamente el recorrido de la trayectoria futbolística de uno de los mejores enganches que dio el fútbol sudamericano a fines del siglo XX, y cómo le llevó 15 años desde su debut con su Selección en la isla caribeña a su debut mundialista en otra isla, la asiática. Hablamos del ecuatoriano Álex Darío Aguinaga Garzón.
El Maestro, como es conocido en su tierra, nació en Ibarra el 9 de julio de 1968 y desde muy pequeño mostró su amor por la pelota de fútbol, en un país donde por aquellos años el deporte no era muy popular y los resultados de sus combinados nacionales eran casi nulos. Sin embargo, Álex ya se mostraba como alguien diferente cuando se ponía los botines.
Así fue como comenzó su carrera en la escuela de fútbol de la ciudad de Quito, la capital ecuatoriana, y en 1984 con 16 años recién cumplidos hizo su debut profesional para el Deportivo Quito en la primera división de Ecuador. Pero al año siguiente Aguinaga daría un salto de calidad y un paso futbolístico del que ya no se volvería para atrás nunca más.
Fue en Buenos Aires en torno al Campeonato Sudamericano sub-17 que clasificaba a dos selecciones al primer Mundial de la categoría a disputarse en China. Aguinaga formó parte de la delegación de su país y fue la gran revelación del torneo. Ecuador finalizó tercero y no pudo clasificar (lo hicieron Argentina y Brasil) al Mundial, pero la actuación ecuatoriana sorprendió a todos. Y las miradas se las llevó un chiquilín que jugaba de enganche y que convirtió 10 goles en el torneo. Segundo goleador solo por detrás de otra joven promesa, el boliviano Marco Antonio Etcheverry.
A partir de ese momento la historia de Álex y su Selección (decimos suya porque fue su figura y símbolo por más de 15 años) fueron de la mano. Aguinaga creció como jugador y desarrolló una carrera más que interesante dentro del fútbol. Pero también coincidió con el crecimiento del fútbol ecuatoriano en general, y posteriormente una generación de futbolistas que subieron la vara del combinado nacional.
En La Habana, el 5 de marzo de 1987, Aguinaga hizo su debut en la Selección Mayor en un partido amistoso frente al combinado nacional de Cuba. Los cubanos derrotaron a Ecuador 2 a 1 y el gol del conjunto sudamericano lo convirtió Álex Aguinaga. Desde ese día fueron 109 juegos con Ecuador y 23 goles hasta que se retiró.
Pero el sueño y objetivo de Aguinaga era poder llevar a Ecuador a un Mundial por primera vez en la historia. La década del 90 fue el piso base para el fútbol ecuatoriano. A partir de un trabajo profundo en la búsqueda de jóvenes promesas y su posterior reclutamiento en clubes, surgieron nombres como el de Agustín Delgado, Ivan Kaviedes, Ivan Hurtado, Ulises De La Cruz, José Cevallos, Edison Méndez y compañía. Siempre liderados por “el Güero”, Álex Aguinaga, el bajito con la casaca número 10.
Ecuador participó de todas las Copas Américas de la década y su fútbol iba evolucionando torneo tras torneo, pero siempre le faltaba ese salto de calidad que le diera un envión final. Álex jugó las Copas de 1987, 1989, 1991, 1993, 1995, 1999 y 2001.Sin embargo, en las eliminatorias no podía dar el golpe y para finales de siglo Ecuador, junto a Venezuela, eran las únicas dos selecciones que nunca habían participado en un Mundial.
Aguinaga estaba próximo al retiro y a principios del 2000, con poco más de 30 años, declaró que dejaría el equipo tras las eliminatorias mundialistas para el torneo a jugarse en 2002 en Corea del Sur y Japón. Pero, algo inesperado sucedió. La llegada del colombiano Hernan “Bolillo” Gómez le dio finalmente ese salto de calidad a Ecuador. Las eliminatorias fueron las mejores en la historia para el equipo, y a medida que pasaban las fechas la posibilidad de que Ecuador fuera al mundial crecían y crecían.
Finalmente Ecuador salió segundo en la competición, solo por detrás de la Selección Argentina dirigida por Marcelo Bielsa. Se cumplía el objetivo que allá por mediados de los 80 soñaban Aguinaga y los suyos. Al finalizar la competencia, Álex confirmó lo que había anunciado y dejaba libre la 10 de su país tras más de 15 años siendo el dueño exclusivo. Sin embargo, el país entero, sus compañeros, Gómez y el fútbol, sobre todo, le pedían que revierta su decisión. No podía debutar Ecuador en un Mundial y que no estuviera Aguinaga.
El Maestro decidió extender su carrera con el cuadro nacional unos años más y el 3 de junio de 2002, en Sapporo, Japón, a más de 11 mil kilómetros de La Habana, donde había debutado allá por 1987, Álex Aguinaga hacía su presentación en una Copa del Mundo representando a su país. Ecuador perdió ese día con Italia 2 a 0, luego volvió a perder contra México y se despidieron del torneo con un triunfo histórico frente a Croacia. Pero eso quedó en anécdota.
Aguinaga continuó en la Selección hasta 2004 cuando se retiró en un partido frente a México por la Copa América disputada en Perú. La Selección ya no era la misma. Tras aquel debut en el mundial asiático, Ecuador repitió clasificación en Alemania 2006, Brasil 2014 y volverá a disputar el máximo torneo en Qatar en poco más de dos meses. A nivel de clubes el crecimiento también está plasmado en las actuaciones de la Liga de Quito, Barcelona y, últimamente, Independiente del Valle.
El fútbol ya no es el mismo en Ecuador, y mucho tuvo que ver con eso la aparición de un volante con una jerarquía notable, que se propuso llevar su fútbol y a su país a los primeros planos del continente y del mundo. Álex Aguinaga, el Maestro, o el Güero, quizás el mejor jugador de fútbol que nació en la tierra del pasillo, los plátanos y los ciclistas.
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Spaces #5: Los partidos de Qatar que queremos ver
Spaces #4: ¿Cuáles serán las sorpresas de Qatar 2022?

Spaces #3: Las mayores sorpresas de los Mundiales (junto a Pancho Jaúregui)

Spaces #2: Zambia 74, El Salvador 82 y Grecia 94, tres de las peores selecciones de los Mundiales
Spaces #1: Los Mundiales más polémicos

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